La parálisis por perfeccionismo y mi solución (13-06-24)
El año pasado, por estas fechas, te escribí sobre el Día del Padre y la importancia de sanar esa relación, entendiendo que “sanar” significa algo diferente para cada uno. Ese correo movió muchas fibras, recibí muchas respuestas conmovedoras, fue un corrientazo para mucha gente. Y aquí estoy, un año después, frente al teclado, queriendo “superar” esos correos previos que tanto te gustaron.
Y pues ya que no tenía la musa prendida para redactarte un súper mail conmovedor y contundente, me enfocaré precisamente en eso: en la parálisis que muchas veces tenemos por querer hacer algo grandioso, perfecto o, al menos, parecido a algún hito destacado previamente.
En mi cabeza suena algo así como: “Si no escribes un correo increíble que saque lágrimas este año, entonces mejor no hagas nada. No vas a estar enviando nada mediocre este año”, jajaja.
Quizás en tu cabeza haya voces parecidas con proyectos, ideas, hábitos, tareas de tu trabajo o con la propia maternidad, cuando piensas en cómo celebrar el cumpleaños del niño esta vez y cómo superar la piñata anterior .
Yo te enseño sobre creencias limitantes, sobre hábitos, sobre cómo puedes estar saboteando tu progreso. Te estoy repitiendo muchas veces en mi Instagram que pilas con la creencia del todo o nada, que es mejor avanzar así sea de a pasos pequeños que quedarte estancado, etc.
Y aquí estoy, atajándome ante un exigente escrutinio propio antes de escribirte líneas contundentes que al final no importa si son mejores o peores que las del año pasado, es lo que son HOY, y merecen compartirse porque igual tienen valor e intención.
Te dije una palabra clave: ATAJÁNDOME. Porque soy yo misma la que en presencia plena ataja esos pensamientos y regresa a su estado de acción después de haberlos visto de frente. Te dije otra pista: PRESENCIA PLENA. Sin presencia plena y sin la práctica constante de inspeccionar tu diálogo interno, no podrás atajar esos pensamientos limitantes y saboteadores.
Entonces, la idea sería enseñarte no solamente a atajarte y desarrollar la práctica de revisión del autodiálogo, sino también a estar en PRESENCIA.
Te estarás preguntando, ¿Aili, y entonces cómo practicamos la presencia plena? Pudiera darte una lista de hábitos larguísimaaaa jajaja: que medita, que respira, que anda a terapia, que whateverrrr. Todo muy útil, claro, PERO, viene un gran pero: nada de eso funciona de forma aislada.
Como casi todo lo que te enseño (), viene con una maraña de pilares que se necesitan todos entre sí. Considero que actualmente, por todos los pacientes que vemos y los cientos de comentarios que recibo día a día, hay una gran dificultad para llegar a esa presencia plena que va mucho antes de saber meditar o respirar.
La sociedad está dispersa, desconectada e hiperestimulada.
Me escriben cosas como:
- “Es imposible para mí meditar, no puedo estar sin hacer nada.”
- “Lo primero que hago al despertarme es revisar el teléfono, si no, me da ansiedad.”
- “Me quedo pegada en X red social, sobre todo cuando estoy muy cansada y ya no quiero pensar”
- “Si no tengo el televisor prendido no me duermo.”
- “No me quites el azúcar que es lo que más me calma.”
Y esto es grave. Que para mí grave no significa que no tiene solución, sino que el camino a recorrer es más profundo y largo de lo que yo pensaba y pues la tarea es a largo plazo, paso a paso.
La consciencia es lo que nos hace humanos. El poder de elegir. He de recordar que tenemos la capacidad de regresar a un estado mental de poder y acción coherente. Alinearnos a nuestros sueños según los valores que profesamos. Todo eso se pierde ante la hiperestimulación y la desconexión de la que te hablo.
Voy con la parte nerd de cada mail, jajaja:
La base biológica/física de esa dispersión está, en buena parte, en nuestros neurotransmisores. Los mensajeros de información entre las neuronas. Las redes sociales, las pantallas, el azúcar, la falta de nutrientes, la desconexión de nuestra esencia humana causa un gran desorden en esos mensajeros.
Estamos replicando un mensaje desalineado de nuestra esencia. Todo eso sucede porque nuestros hábitos están alterando nuestros neurotransmisores y cómo nos sentimos no es más que la respuesta natural a esa desregulación.
Desde mi arsenal de hábitos y todo lo que puedo enseñarte para ayudarnos como sociedad, considero que debemos empezar por buscar este resultado: la regulación de neurotransmisores. Por supuesto, con buena alimentación, ejercicio, sol, agua, etc. Lo que tú ya sabes. Y todo eso debe tener una base sólida en nuestros mensajeros de la calma y plenitud.
Tengo rato mostrándote en mis stories que hago ayunos de dopamina (el neurotransmisor que está dominando la escena actual). Hice un mini live hace un par de años, te recuerdo la importancia de no hacer nada de vez en cuando y saber regularnos. Pero no había profundizado en eso hasta que por allá en abril me pidieron hacer un reto de dopamina juntos.
Aquí está. Ya listo para ti como actividad especial del mes de junio.
Te enseñaré qué es eso de los neurotransmisores y cómo regular la dopamina para que puedas estar más fácilmente en presencia plena y atajar ese diálogo perverso que a veces surge y te está limitando tantos sueños y metas por cumplir.
Si estás sintiendo desazón por la vida, una languidez constante, si estás sintiendo esa dispersión y falta de foco… este desafío es para ti y espero le saques el jugo como se merece.
Como que al final sí fluyeron las líneas, ¿no? Jajaja.
Gracias por leerme, por abrir mis mails entre tantos que debes tener y por dedicar un espacio de tiempo en tu día para estar aquí conmigo. No me tomo a la ligera esa prioridad y atención que le das a mi contenido. De verdad que busco cada día la forma de ser recíproca dándote mucho valor en cada oportunidad que tengo.
Con cariño, Aili.